Imaginaros lo que se siente cuando llevas perfectamente diseñado un proyecto realizado en el ordenador y (yo que no soy de ciencias), veo un inmenso terreno de tierra). El resto, un pequeño grupo, mirando esa desolación.
El paso inmediato y necesario era calcular los círculos perfectamente redondos, iguales y ajustadamente exactos en su equidistancia. También calculamos la orientación al sol para calcular que la tarde de la inauguración el público y la presidencia, viera el conjunto a favor de la luz.
Por suerte contaba con dos ases fijos y un comodín inesperado: uno de ellos la imprescindible Arancha Alvear y Basha (una arquitecta y un ingeniero). Espectacular la aparición estelar del DRON y su piloto terrestre, un maravilloso recurso técnico que nos ayudó a hacer los cálculos y luego el reportaje.
Hubo su parte bestia de tirar de estaca y cordel turnándonos para hacer los enormes círculos. Todo bajo un sol como una plancha.
He citado otro AS, que surgió espontáneo y fue Pat Boned, que en determinado momento de los cálculos, tuvo una regresión a la clase de trigonometría y nos refrescó uno de esos clásicos teoremas olvidados que nos resultó utilísimo.
Es precisamente a vista de DRON que se aprecia lo grande que fue este RANGOLI comparado con los que se hacen a diario en las entradas de las casas, para saludar a los dioses.